Pedir, suplicar.

¡Qué locura!

No sé cómo escapar de sus garras, tan dulces y suaves.

No lastiman pero se vuelven vicio, tan deliciosas que vuelvo a pedir más.

Sus garras enterradas en mi piel, marcas en cada rincón de mi anatomía.

Tan obsesiva que las cuido para no perderme sobre todo lo que hizo en mí, para saber qué mi cuerpo le fascinaba.

Las procuro y le reto, le pido más a escondidas.

Obsesivo, cruel.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Web construida con WordPress.com.

Subir ↑

A %d blogueros les gusta esto: