Me doy cuenta de lo complicado que es no sentirse nerviosa mientras él maneja. En silencio, estrujo mis manos, observo a través de la ventanilla… Y nada funciona. Tengo el cuerpo congelado, y mi corazón no responde. Los sentimientos no juegan hoy.
…
Esta justo frente a mi, esperando cualquier movimiento equivocado para apresarme contra la cama. Sus ojos se han clavado en cada parte de mi cuerpo, degustando, y tramando malévolos planes para matarme de placer. No quiero escapar, tampoco quiero continuar.
Puedo sentir mis mejillas colorearse.
En un intento por esquivar, encuentro sus manos atrapando mi cintura, su cuerpo detrás del mío, rozando cada centimetro suyo, conmigo. Sus labios hurgando entre mi cabello hasta posarlos en mi nuca y estremecer mis sentidos.
Deduzco más lento de lo esperado. Sus dedos han hallado el camino dentro de mi pantalón, tocando mi contraído abdomen y bajando, despacio, torturándome la piel con sus roces. Mi respiración ha delatado el antojo, la excitación que se concentra entre mis piernas con tan solo un par de caricias.
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