Hoy, lo que menos deseo es amor. Desde hace dos meses no te busco, no te extraño, no te necesito ni te escribo poemas. Las mentiras que sembraste cada año al decir que vendrías, que un día cercano me abrazarías y haríamos el amor incansablemente, desbarataron mi vida. No cuento con esperanzas ni sonrisas de bolsillo. Nunca viniste, y no sé quién eres aún.
Hoy, lo que me divierte es ir de cama en cama. Tener lo que jamás me diste, encontrar historias de pobres diablos regocijándose en mi cuerpo así como yo escondiéndome en sus sábanas, experimentando nuevos cuentos.
Gracias por tomar mi adolescencia y destruirla; por tomar mi juventud y exprimirla… Por dejarme un poquito rencorosa e ir echando veneno a todo corazón que se me ofrece.
Responder