Mientras íbamos en el auto, le pregunté “Y tú ¿Alguna fantasía, cosa perversa, extraña que tengas en mente, que se te antoje?”, y él, dubitativo, me miró y regresó los ojos a la carretera mientras su mano se quedó quieta en mi muslo. Respondió cuando llegamos a un semáforo “Pues… Algo en concreto no, digo si en el momento se me ocurre hacer una cosa diferente pues lo hago.”
En realidad, esperaba más morbo de su parte. No lo hubo, creo que con razón le iba gustando mi lado pervertido, la idea de un sexo poco convencional. Lo malo es que soy nueva en todo esto, y estoy usando mi imaginación y a él para darme el gustito.
No quiero enamorarme, quiero que me enseñe a disfrutar y me dé placer; y yo, le voy a enseñar la parte divertida de su aburrida rutina.
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