El domingo en la madrugada estaba demasiado borracha con mis amigas, todas paradas afuera del bar pues ya nos habían corrido a eso de las 4:30 de la mañana.
Unos chicos lindos nos miraban a no menos de 5 metros, uno de ellos estaba montado en su moto negra muy muy bonita (recuerden que estaba ebria) y como continuaban mirándonos me decidí a caminar rápido hasta donde estaba el de la moto.
— Oye, me gustó mucho tu motocicleta y jamás me he subido a una… ¿Te gustaría darme una vuelta por aquí cerca?
Y lo vi sonreír, y sus amigos comenzaron a reír.
— Claro. Ven.
Me puso el casco y me ayudó a subir, después se subió el… En ese momento mi hermana y mis tres amigas corrieron como locas hasta mí. Empezaron a hablar muchas cosas al mismo tiempo pero yo no iba a bajarme. Yo estaba borracha y abrazada a él.
Me llevó a mi departamento y detrás nuevamente llegaron mi hermana y mis tres amigas en el taxi, menos preocupadas por verme “sana y salva” platicando con él frente al edificio.
Después recuerdo que le enviaba mensajes a quien todavía era mi novio antes de dormir… Y dice mi madre “que los borrachos y los niños siempre dicen la verdad”.
Al siguiente día, cerca de las 2 p.m. me di cuenta que ya no tenía novio porque lo había terminado a eso de las 5:30 a.m. por un mensaje… Revisé el resto de mensajes incoherentes que le había escrito y bueno, entendí porque él no quería verme al menos por ese día.
Candysh prometió no volver a beber, y créanme, lo hará porque le ha pesado mucho haber lastimado a ese muchacho, ese que en un par de días se marcha para siempre.
De errores nos alimentamos…
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