Memoricé todos los instantes dulces en fotografías a color ordenadas cronológicamente, detrás les escribí la emoción que provocaste.
Memoricé los ratos amargos en cintas que no duran más de un minuto, están desordenadas, en blanco y negro, algunas tienen el sonido distorsionado pero sé que en el fondo de mis recuerdos está el diálogo completo, intacto.
He colgado las fotografías en mi pared de cosas bonitas. Sin embargo, elegí quemar las cintas en lugar de proyectar al techo la tristeza, sé que debes tener tus motivos y comprendí que no debo juzgar, y no quiero repetir una y otra vez esos instantes antes de dormir.
Sabes, al final estas fotografías donde apareces serán cubiertas por nuevas donde no estés o perderán el color por culpa del sol colándose en la ventana, pero por ahora sonreiré con lo que tengo, fotos capturadas por los ojos y que fueron reveladas en aquel cuarto oscuro de mi alma.
«Me recuesto en el piso para observarlo todo y sonreír, no te tengo más».
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