– Hermana ¿Alguna vez te he dicho que, dada mi naturaleza, cometer pecados e inducir a los humanos en su camino, tengo una excelente suerte?
– ¿Crees en la suerte, pequeño Ayari?
– No, es un decir, tonta. Ella es algo así como el gran paquete, espero que corromperla me ofrezca un excelente pago… Tengo buen ojo.
– Ya comienzo a preocuparme por ti…
Se apuró para saludar a su amigo dejando muy por detrás al hermano demonio.
–¡Ichigo, qué gran sorpresa! – extendió su mano para tomar la del joven con mucha elegancia y delicadeza.
–¡Es grandioso poder verte otra vez! ¿Cómo has estado?.
– El destino de Dios nos ha puesto en el camino. – pronunció mientras reía para su interior por la ironía.
Ayari caminó por detrás de su hermana a paso lento hasta detenerse a su lado de forma relajada con las manos en los bolsillos, sosteniendo una sonrisa mientras escuchaba la conversación e intentando no mirar otra vez a la otra mujer que los acompañaba.
– Disculpa mi falta de cortesía, me ha dejado sin palabras encontrarte aquí, Ichigo. Te presento a mi hermano, hace unos meses regresó de Suiza por trabajo en la ciudad.
– Un placer, mi nombre es Ayari. – dijo de forma amable hacía el hombre.
– El placer es mío. Conocí a tu hermana hace un par de años en otro país, fueron demasiadas aventuras.
– Me contó sobre ti, créeme, siento que ya te conozco bastante bien… Este encuentro es agradable.
– Espero podamos conocernos mejor
– Claro, me agradaría… Conocerlos mejor – los ojos de Ayari volvieron a cruzar con Emma pero solo un instante – Y bueno, si me permiten, tengo un poco de trabajo pendiente, pasen un excelente día… Hermana, no olvides extender la invitación de esta noche… Hasta luego.
La pelirroja no entendió porque se retiraba, era una oportunidad para que oficialmente los presentaran y no andar acosando damas en cualquier lugar. Sin embargo, había dejado claro la intención y el plan.
– Creo que no tuve la oportunidad de presentarla apropiadamente y ya se ha ido… Es Emma.
– Me alegra que te haya tomado en cuenta, no suele ser así de despistado.
– Lo sé, pero mira su emoción. Un gusto, Amaya.
– Ah sí… Esta noche tenemos lectura de poesía y presentación de obras censuradas… Hay más cosas que pueden encontrar, pero es conforme a la curiosidad que tengan.
–¿Qué dices, Emma? – la expresión emocionada del hombre no la distrajo.
–¿Por qué censuradas?
–¿Lo ves? Mejor deberías asistir, la curiosidad mató al gato.
Los tres rieron, Emma se encontraba más tranquila después de que el joven hermano de Amaya se había retirado.
– Estarán anotados como invitados especiales para esta noche… A las once, y aprecio la puntualidad, Ichigo.
– La tendrás, creo que no he hecho algo para que dudes de mí.
– Tengan bonito día, Emma.
Cada quien continuó su camino, Amaya hacia el Sótano e Ichigo de la mano con Emma hacia la salida, aún los esperaba una pequeña reconciliación.
…
– ¿Debería sentirme incómoda? – le susurró Emma mientras Ichigo lamía sus pechos.
– Creo que no te estoy entendiendo… Mi pensamiento esta justo en este lugar. – la mordió suavemente.
– Si, tienes razón… La pregunta sobra. – sus manos se enredaron en el cabello y lo obligó a besarla hasta sentirse satisfecha.
– Es tu forma de evadir las cosas… ¿Quieres que hablemos?
– Ya lo hicimos, mejor continuemos aquí.
Sin más preámbulos, Ichigo subió el vestido amarillo hasta la pequeña cintura de Emma y movió un poco su ropa interior, la sentó sobre él mientras lento, introducía su miembro y le mordía los pechos. De alguna forma la estaba castigando al no dejarla dominar la situación.
Deja una respuesta