Ahora siento que mi pequeño espacio secreto se reduce aún más. ¿En dónde voy a quedarme? Escarbo con mis uñas la pared blanca en un intento por escapar y esconderme otra vez en un sitio donde no necesite exponerme ni escucharte.
Quiero un nuevo rincón en el cual no necesite enfrentar la incómoda verdad por no gustarte.
Así es, yo terminaré huyendo lo más lejos posible del sitio donde duermes.
No te odio, pero no deseo las afiladas palabras que tienes cada diez segundos deslizándose por tu lengua, jugando y encajándose en mi cabeza.
Deja una respuesta