A pesar de que no tengo lo que tú necesitas, te has aferrado a mí con uñas y dientes sin importar cuánto puede dolerme, pues ya me has dicho que no te quedarás conmigo. Sé que la estúpida soy yo por soportarlo y creer que pronto vas a mirarme para decirme al oído un «Estaré a tu lado».
¡Qué ilusa me he vuelto!
No he cambiado ni he aprendido mucho, en mi vida estos personajes han pasado como desfile entre mis piernas y arrancando partes de mi corazón, tal vez para cuando aquel especial aparezca y me elija, ya no tendré nada que ofrecer y seré yo quien le lastime.
No soy suficiente ni siquiera para mí.
¿Podrías atarme una vez más?
Necesito rogar por tu atención y complacerte, quiero saber que sirvo de algo y que, para al menos ese deseo tuyo, si te soy suficiente.
Deja una respuesta