Un juego para tres – IV

Jaehee había dado la noticia a Zen de que la venta del proyecto había ido excelente, por lo cual estarían pidiendo un contrato para que laborara en C&R un poco más de tiempo con la campaña.

── Lo pensaré, Jaehee.
── ¿Qué? ¿Estás bien? Es decir, es un buen proyecto y serás reconocido en otras áreas.
── Tienes razón, pero igual daré una pequeña vuelta en la motocicleta, lo pensaré y te llamo mañana ¿Estamos?
── Toma tu tiempo Zen, todo aquello que afecte tu carrera debe ser bien meditado. Pero recuerda que Jumin no da paso en falso, ya tenemos estadísticas, números. Eres es-pec-ta-cu-lar.

Se echaron a reír con esas expresiones y el ánimo de la asistente se elevó, se pondría en contacto la mañana siguiente. O eso fue lo que prometió Hyun Ryu.

Después de la llamada, el peliblanco terminó recostado en su cama con la TV encendida sin siquiera prestar mucha atención a la programación que transmitía, pues al ver un comercial de C&R su mente se distrajo en aquel evento de hace un par de días en el que Jumin había sido brutalmente distinto al trato que suelen tener luego de la ayuda de MC para llevar «la fiesta en paz».

«Mierda ¿Qué estaba pensando para hacerle segunda en su estupidez? Primero un beso, después un trabajo.»

Desde esa ocasión lo ha evitado a toda costa, pero está última resultó imposible. Y es que no quiere un descuido similar en el que ambos se encuentren solos porque planea golpearlo si se atreve a repetir la escena. Serán ya buenos amiguitos a comparación del pasado y está por verse una colaboración laboral, pero nada más.

«Ese tipo no sabe el problema que pudo armarse por su tontería, obviamente le echaría la culpa, de él y nadie más».

Admitía que su relación ya no solía ser de odio al futuro CEO, dejó de reflejar su pequeño problema familiar en este amigo que siempre estuvo dispuesto a ayudarlo y a su manera agradecía no ser abandonado. Pero la chica castaña no merecía que su actual novio estuviera coqueteando con otra persona pues ella hacía un gran esfuerzo por apoyarlo en los problemas que con nadie se había atrevido a compartir. Es decir, ella lo había elegido y lo amaba, le entrego y el corazón al desgraciado ególatra.

«¿Cómo se lo explico? Todo rumor sobre Jumin siendo gay se esfumó por ella… ¿Y si se enfada y cree que yo miento? Sería una jugada sucia para quedarme con ella… yo no hago eso… ¡Imbécil! Ella te ama, yo no le haría eso… ¿Besarnos, Jumin? ¿Besarnos?»

Sin embargo su entrepierna mostró vida propia a causa de repetir la escena donde el amante de los gatos lo besaba y acariciaba sin un ápice de vergüenza, tenía una lucha interna por descifrar el motivo del comportamiento que el hombre de traje mostró.

«Maldito Jumin, jódete»

Zen intentó ocultar aquella erección con su mano para evitarse a si mismo la verdad… Eso le había gustado un poco o tal vez, mucho.

Quitó su mano solo para ver qué ahí continuaba la prueba irrefutable de la nueva atracción hacia lo que el hombre de cabello oscuro y ojos fríos le hizo. Se dijo a si mismo que ese hombre era de admirarse y él como varón también admitía el atractivo natural que su contrario poseía; deslizó su pantalón hasta liberar el miembro ligeramente erguido.

«Ahí lo tienes, ricachón, esto no se compara con lo dura que se me pone al pensar en MC… Solo fue suerte de idiota, Han»

Paseó de forma lenta los dedos por toda su hombría y finalmente la tomó entre su mano para acariciarse en un sube y baja delicado mientras su pensamiento se inundaba con poses sensuales en las que había visto a MC por descuido. Era su forma de venganza medio estúpida contra Jumin, MC era una chica sexy de la cual su novio volvió una muñeca con vestidos decentes provocando que la imaginación volara, entre menos enseñara más deseo surgía. Pero fue traicionado cuando sus recuerdos lo regresaron al momento exacto en que la lengua tibia del Director hurgó en su boca.

Se le escapó un gemido y apretó aún más fuerte su erección, la sintió crecer y endurecerse por culpa del beso, por culpa de la mano que lo tocó con destreza aquella ocasión.

«Si eso hace con MC…Agh ~»

Los movimientos de su mano aumentaron poco a poco y se dejó tragar ante el placer que provocaba pensar en Jumin siendo un imbécil esa noche; la mano libre se le resbaló hasta uno de sus pezones y lo pellizco… En su vida se había tomado la molestia de complacerse usando recuerdos y peor aún, del tipo al que en algún momento odió y que apenas firmaban el contrato de paz.

El ruido de la televisión disimulaba los gemidos en aumento que su boca dejaba escapar conforme el placer se le acumulaba en el vientre bajo, pronto iba a terminar y no le importó que fuese el señor de los gatos el motivo de estar tan excitado. Repasaba en su cabeza las caricias de esas manos y esos labios.

Liberó aquel deseo de forma ruidosa y ensuciando su mano por completo… La respiración agitada era la vil muestra de lo tanto que le había gustado «eso», pero hasta ahí se quedaría, no iba a enrollarse con el imbécil y tampoco lastimaría a la castaña, ella era importante para él también.

«¡Diablos…! Creo que necesito ocuparme en alguna chica o esto se me escapará de las manos.»

El teléfono celular vibró de forma constante, así que usando la mano limpia lo giró para ver quién insistía a eso de las ocho de la noche, pocas veces son del trabajo, así que la pantalla mostró el nombre de MC.

«Perra suerte, ahora me siento culpable»

Presionó el botón para contestar la llamada, mas se sorprendió al oír lo que del otro lado sucedía.

«Así cariño, lo estás haciendo perfecto… Abre más las piernas… Uhmm ~.»

«¿Es una broma, no?»

── ¿MC? ¿Me oyes?… Heeey… Heeeeeey.

«Ahora baja lento, quiero que disfrutes cada centímetro entrando… ¿Me estás oyendo?»

Unos gemidos suaves y femeninos fueron la respuesta, después la voz masculina continuó.

«Sé cuánto lo deseas… Pero sino obedeces no te dejaré sentarte, estabas haciéndolo perfecto… Mantén esa cara bonita y sonrojada para mí»

Zen no sabía si colgar o gritarles, porque al parecer no lo habían escuchado al otro lado de la línea.

«¿Me estás oyendo? No hagas que lo repita…»
«Si, Jumin».

Por un segundo sintió que esa pregunta era para la persona al otro lado de la línea y no para la mujer ¿Qué diablos le pasaba a Jumin? ¿Por qué aparece así y peor aún dejándolo escuchar sus cosas íntimas? ¿Acaso fue la castaña?

El móvil dejó escuchar la línea muerta, al otro lado alguien ya había colgado, Jumin o MC, eso quería decir que se percataron de la llamada. ¿Se disculparían más tarde?

Y si había que confesarse por segunda ocasión, pues una segunda ocasión estaba excitado por culpa de Jumin, se sintió enojado y la única solución viable fue irse a la ducha con agua bien fría para olvidarse de estás estupideces. No andaría jugando tonterías con el futuro CEO, porque estaba seguro él había sido consiente de la llamada.

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