Lo seguía a cualquier lado; y es que su vida se resumía fácilmente en el interés por las peleas entre pandillas, las motocicletas y ni más ni menos que en su amigo de la infancia amante del Dorayaki.
Ese tipo enano yacía en un pedestal para él; así que lo cuidaba y cualquiera debía pasar encima suyo para si quiera acercarse, los pocos en lograrlo simplemente se veían caer ante el «Invencible Mikey».
Estaba claro que ningún subordinado se atrevía a decirlo en voz alta, pero era lo que seguramente susurraban los integrantes de la Touman y externos… Draken era el 𝐩𝐞𝐫𝐫𝐨 𝐠𝐮𝐚𝐫𝐝𝐢́𝐚𝐧 del comandante, estúpidamente fiel y con la ilusión de adiestrar a su amo para volverlo un poco más humano.
Deja una respuesta