𝗧𝗼𝗼 𝗰𝗹𝗼𝘀𝗲 𝘁𝗼 𝘆𝗼𝘂 – 𝗜
Importante:
El siguiente escrito es resultado del rol desarrollado junto a mi linda amiga Nao; los créditos de la historia son para ambas y no habrá adaptación a un solo texto, por lo cual identificarán la perspectiva de cada personaje con los siguientes nombres:
Heaven. 空 como Mikey.
Ryūguji Ken como Draken.
Heaven. 空
Mikey y Draken son tremendamente cercanos, eso todo el mundo lo sabe. Lo que no saben es que, a veces, están «demasiado cerca».
Pero es solamente amistad, ¿verdad..?
Aquella noche llegaron exhaustos, luego de andar en moto y buscar pelea por ahí. Mikey se tumbó en la cama de Draken.
—Tengo que volver a mi casa. —Dijo acostado sobre las sábanas, extendido como una estrella de mar. —Sí. —Cerró los ojos. No parecía que el enano perezoso tuviera ni la menor intención de irse… —Tal vez mañana. —Ah.
Se quitó la chaqueta y, luego, usando sus propios pies retiró sus sandalias. Quedó en ropa fresca y holgada.
—Mnnghhh. —Se estiró como un gatito. Le gustaba la comodidad de la cama de Draken, pero en ocasiones se preguntaba ¿con cuántas chicas habría estado él ahí?
Con Emma seguro.
Y no dudaba que también con algunas del burdel.
…si no es que todas.
Olfateó la almohada, travieso, a ver si encontraba rastros de perfume femenino.
Ryūguji Ken
Se quedó de pie a mitad de la no tan grande habitación que tiene dentro de la casa de citas, escuchando y mirando como el comandante se adueñaba de su colchón por completo, como de costumbre.
¿Por qué Mikey elige pasar el tiempo ahí cuando estarían más tranquilos en su «habitación independiente» en casa del abuelo; más amplia y sin sonidos vulgares que en ocasiones han llegado a oír cuando hacen deberes escolares en el burdel.
Todo un mistero que no desenredará.
— Oi… ¡Cómo que mañana, Mikey!… — frunció el ceño, y es que ya no podía hacer nada, se había quitado la chaqueta, estaba descalzo y se aferraba a una almohada frotando el rostro — ¡Tch!… Primero deberíamos tomar un baño, enano… Deja de ensuciarla, recién la lavé.
Como suele ser, no le hace caso a la primera, así que le ha jalado de un tobillo para que le preste atención.
— Dije «ducha»…
Heaven. 空
Movió los pies para que Draken lo soltara.
—Uuh~~ ¿Por eso tu almohada no huele a chicas? —Dijo sugerente, sentándose en la cama con las piernas en loto y la almohada entre sus brazos.— No seas aguafiestas, Kenchin, vamos a dormir.—
…?
Sólo a Mikey se le ocurre que «dormir» es la fiesta.
¿No?
Bostezó.
—Deja de andar de quejón y acuestate ¡O no te voy a compartir la cama! —Como si la cama fuera de él y no de Draken. Pero es que ese mocoso se apropiaba de todo lo que le gustara.
Ryūguji Ken
— ¿Chicas? — enarcó una ceja, ese tipo de comentarios eran nuevos en el comandante, sabe que Draken solo habla de motocicletas todo el maldito día cuando no están peleando con algún desafortunado que los haya mirado mal en el camino, ni siquiera menciona a las jóvenes del burdel — Déjate de tonterías…
Mas le ha dado una sonrisa mientras se expande como hierba mala sobre el colchón.
¿Siempre fue así?… Sí, desde que lo conoció marcó como suyo todo lo que el gemelo dragón tiene, y no le negó ni se opuso.
— Agh ~ ¡Mikey!… — sus pasos lo dirigieron a la orilla de la cama para mirar otra vez y maldecirse por lo que hará — Solo por esta vez.
Se dejó caer encima del pequeño rubio, que salga de debajo si eso quiere, Ryuguji no se moverá.
Heaven. 空
Ken Ryūguji El tonito con el que se quejó Draken le indicaba a Mikey una sola cosa:
¡Ganó!
Sí, la victoria era suya y el dragón había cedido como la mayoría de las veces ¡Ahora sólo quedaba cerrar los ojos y…
..?
—¡KENCHiiiinnn..! —Mikey fue vilmente aplastado por su compañero.
Oh, joder ¿¡Cuánto pesa?! Se ve delgado ¡Pero no lo está!
—¿¡Qué tienes?! ¿Estás consciente de tus dimensiones?! —Se removió como gusanito bajo el cuerpo del otro, pero no logró moverlo ni un poco.
Jadeó.
Bueno, al menos podrá dormir sin echar de menos su manta: Ken Ryūguji puede serlo.
Con el peso extra sobre él, Mikey se sintió relajado y seguro. Suspiró, cerró los ojos y pudo percibir el aroma de Draken. Olía ligeramente a sudor, tan… masculino. Y se sentía cálido debajo suyo.
Podía dormir así…
Podía dormir ahí…
—Estás calientito.— Masculló soñoliento.
Ryūguji Ken
Encima del rubio quejumbroso optó por sacarse las botas usando solo sus pies, esas que mientras alegaban se había desatado.
Y reírse mientras el de abajo se retorcía causando cosquillas que soportó exitosamente, porque jugar a ser peso muerto era divertido, de vez en cuando le gustaba molestar al más bajo.
— ¡Hey!… Si te sigues quejando de mi tamaño no te bajaré el cereal de la alacena nunca más.
Emma escondía ese producto de Mikey, y éste último recurría a sobornos hacia Draken para ser ayudado evitándose la molestia de trepar a la encimera.
— Ya no abras los ojos … Durmiendo eres menos fastidioso.
Acomodarse con la mitad del cuerpo sobre el rubio porque seguro se quedaría sin aire pronto y Draken no quiere ser despertado cuando lo han obligado a dormir.
Le ha hecho segunda, rendirse y usarlo de almohada para abrazar ya que Manjiro se adueñó de la única sobre su cama.
Heaven. 空
Abrió los ojos ante la amenaza injusta. Draken no sólo le bajaba el cereal en la cocina, sino que le alcanzaba las bebidas que ponían más arriba en la tienda y lo cargaba para mirar por encima de las bardas.
Llevó una mano hacia arriba para buscar la trenza de su amigo y pegarle un tirón. Le sujetó el cabello con firmeza y…
— El cereal… —Balbuceó quedándose dormido. La fuerza con la que le había agarrado se desvaneció y su brazo cayó, flojito, sobre la cama.
Draken estaba prácticamente abrazándolo mientras él dormía, dándole tranquilidad y compañía. Es verdad que Mikey aún conservaba su mantita vieja para dormir, allá, en casa… Pero nadie se había detenido a pensar en por qué. Los niños pequeños, a fin de cuentas, toman algún objeto para sentirse seguros en ausencia de sus padres.
Mikey, sin embargo, podía dormir sin la manta siempre que estuviera con Draken.
Como ahora.
Entre esos brazos fuertes y cálidos, el líder de ToMan pudo dejar de sentirse solo y vacío.
Y dormir tranquilo.
+ + + + + +
Entre sueños se movió despacio, frotándose contra las sábanas. Si no hubiese tenido a Draken encima, seguro hubiera rodado. Pero no lo hizo.
Percibió el aroma de su amigo, entre sueños… y su calor… y su cuerpo, provocándole cosquillas entre las piernas.
Todavía dormido, Mikey empujó suavemente la cadera contra el colchón, deleitándose con la presión que sentía en la entrepierna. Refregó el bulto, despacito, más de una vez…
—Mnnh…— Pero seguía dormido.
Ryūguji Ken
— Joder…
Todavía tuvo energía para jalar la trenza antes de comenzar a babear al segundo siguiente de cometer la maldad, lavará la funda más tarde; por ahora disfrutará de la sensación tibia y lo suave que resulta estar encima del otro mientras esta quieto.
De las pocas veces que se permite olvidar sobre procurarlo para que no se golpee contra la pared, y es que la cama de Manjiro y la suya son distintas en ubicación y tamaño.
. . .
Ha sentido como el cuerpo bajo él se mueve ligeramente, pero la pesadez del calor por abrazarlo vuelve imposible el querer moverse, así que solo ha buscado hundir el rostro entre los cabellos rubios hasta alcanzar la piel de su nuca.
— ¿Mikey…?
Susurró al notar que su cadera continuaba el pequeño vaivén bajo la propia, y siendo más perceptible de la situación él estaba frotando ese trasero contra él. Si sigue, la situación se va a complicar y eso sería algo incómodo ¿No?
— Enano… Quieto…
Subió un poco más sobre él para que con su peso dejara de molestar e interrumpir la siesta; aunque en estado somnoliento comienza a entender un poco ese movimiento peculiar y sus sonidos; ha sido mala idea ponerse encima pues es más presión, pero si se quita podría despertarlo.
— Tch…
Heaven. 空
«Mikey…» Escuchó la voz de Draken colarse entre sus sueños.
—…Kenchin. —Habló mascullando. Mikey estaba soñando con Draken, eso era evidente. Pero ese era, seguro, el primer sueño erótico que tenía con él. Antes soñó con Draken y motos… O Draken y banderas y taiyakis… Pero ahora su mente le hacía una mala jugada, haciéndole fantasear con su mejor amigo en un momento íntimo y de placer.
— Ngh… —Soltó deliciosamente, luego que el otro se le subiera más. Mikey podía sentir ese cuerpo enorme sobre el suyo, el peso, el calor… Con una mano se aferró a la sábana y la arrugó entre los dedos. Dejó de moverse, pero estaba excitado, se había puesto duro.
Ryūguji Ken
Escuchó su nombre y quedó congelado al instante.
— Mierda. . . — ha susurrado.
¿Se despertó? Si así fue, fingirá demencia.
Asomándose un poco solo para darse cuenta que sigue durmiendo y murmurando cosas ininteligibles; pero hay sonidos que fácilmente puede reconocer como algo distinto a las cosas que balbucea cuando toma una siesta después de comer.
Sonidos que le han provocado curiosidad.
« ¿Estás soñando «eso»? »
Se preguntó porque lo ha visto apretar la sábana también, pero no quiere molestarlo, así que mejor buscará la forma de dormir aún si ese rubio se meneó de forma incitadora. Esta vez rodeando la cintura para encajar suavemente sus dedos, a la par devolver el roce de su entrepierna mientras se acomoda encima fingiendo naturalidad como cuando se dejó caer sobre él y el colchón.
« Demonios, así no puedo dormir »
La sensación de intimidad le había quitado el sueño, ahora mira por entre las hebras rubias porque se atrevió a esconder el rostro en su nuca otra vez.
Heaven. 空
Cuando el vice-comandante se ciñó a él, Mikey suspiró despertándose, sumamente pesado y soñoliento como siempre. De inmediato volvió a cerrar los ojos y a agarrar el sueño.
Nada nuevo.
¿O sí?
La sensación de algo duro contra su trasero le hizo recobrar un poco la conciencia. Mikey estaba acostado boca abajo y Draken sobre él… No necesitaba ser un genio para saber qué era lo que tenía posado entre las nalgas.
Tragó grueso.
«¿Por qué está duro?» Y entonces sintió el cálido aliento contra su pelo y su cuello. «…está muy cerca.» Se le enchinó la piel.
Ahí, justo ahí, flashazos de su sueño lo golpearon y se dio cuenta que él estaba duro también.
«Oh, no.»
Oh, sí.
«Carajo.»
Se puso nervioso. Tuvo un sueño caliente con su Kenchin. Por Dios, que le corten el pito y le saquen los ojos.
Hundió la cara en la almohada.
Estaba excitado, le cosquilleaba la entrepierna y, el aliento ajeno rozándose con su piel era placentero.
«Quizá el está soñando con Emma.» Y si era así, entonces no pasa nada.
Movió la pelvis muy despacio, refregándose contra el enorme bulto del otro.
Ryūguji Ken
El gusano bajo él hundió el rostro contra la almohada y volvió a retorcerse de forma provocativa, esta ocasión sin balbucear en absoluto.
¿Aún soñaba o estaba a punto de despertar?… Entrecerró los ojos como queriendo deducir.
No importó, Draken dejó escapar un suspiro largo y ruidoso contra el cuello perlado en sudor, ocultando así su excitación. La culpa era de Manjiro y el vaivén de su trasero, ese movimiento no permitía que su erección desapareciera, al contrario la mantenía bastante firme.
¿Por qué simplemente no se gira y le da la espalda? Sabe que el enano podría percibir enseguida la falta de su manta humana, y no quiere pasar un momento incómodo en caso de que decidan cuestionarle la evidente dureza de su entrepierna.
— Agh ~
«Te mueves mucho, idiota…»
Tal vez se arrepienta más tarde, por ahora se mantendrá así hasta que el otro se quede quieto y la libido en su propio cuerpo desaparezca; solo está suplicando que Manjiro aún no abra esos lindos ojos.
Darle ligeras palmaditas sobre el brazo como quién arrulla a un bebé, fue lo único que se le ocurrió.
Heaven. 空
Estaba estimulándose descaradamente, concentrado en la situación y en la compañía.
— Aah…— Gimió, aguantando la voz placentera contra la almohada, hasta que…
Draken le palmeó.
…Oh, m/|er/da, ml3rda, estaba despierto.
«Kenchin… Está… Despierto…»
Mikey se quedó helado. Su amigo se había dado cuenta de todo ¿¡Qué debía hacer?! ¿Huir? ¿Volver a dormir?
Bueno, lo que era obvio es que debía permanecer callado.
«No digas nada, Mikey.» Pensó para sí mismo.
—…lo tienes muy duro.—
«¡¡AAAAH!! ¡¡NOOOOO!!» Joder, ¿por qué habló? ¿¡POR QUEEEÉ?!!
Ryūguji Ken
Dejó de moverse repentinamente, ya no le estaría acariciando la erección y sintió un gran alivio hasta que la vocecita del comandante irrumpió el silencio de la habitación.
« La put/a que me parió… » y eso aplicaba de forma literal.
Un pequeño tic nervioso bajo el ojo izquierdo por la incómoda situación en que el más bajo los había metido; un idiota que no conocía la vergüenza.
— ¿No me digas? — le espetó sarcástico mientras levantaba levemente el rostro de su escondite, le había gustado olfatear discretamente su cuello y ahora ya no parecía divertido — Estabas restregándote contra mí mientras dormía ¿Qué esperabas, ah?
Una mentira piadosa.
No va a decirle que se le paró mientras estaba despierto e invadiendo la privacidad del otro al mirarlo con alevosía y ventaja. Tampoco preguntará desde cuando está despabilado, solo se quitó de encima y meterse la mano para acomodar su miembro.
— Joder.
Heaven. 空
Tras que Draken le contestara, Mikey se giró un poquito para poder mirarlo. Y, por Dios, se hubiera carcajeado en su cara de sólo ver aquella expresión. Kenchin ofendido y sarcástico era un 10 de 10. Lástima que Mikey estaba demasiado distraído y nervioso como para reírse.
—¿¡Ah?! Pero es tu culpa. —Chistó.— Si no quieres que me mueva, entonces tú no me hagas cosas en mis sueños. —Le sacó la lengua, como haciendo un puchero.
Pero quizá no estaba siendo lo suficientemente firme con su vice-capitán.
Se sentó en la cama y tomó la almohada para pegarle.
—No —almohadazo— me —almohadazo— manosees —almohadazo— ¡en mis sueños! —Combo de almohadazos, directo a la cara por cierto.
Lo que Mikey no pensó al hacer eso fue que ahora estaba a la vista un enorme bulto entre sus piernas. Un bulto que Draken seguramente iba a notar.
Ryūguji Ken
— Pero…
¿Tiene la culpa el más alto? Y algo blanco se estampó sobre su cara.
— ¡Qué carajo! — además de que es golpeado sin piedad con su propia almohada, le reclama sobre algo que no tiene control, propio del líder dictador al que cuida — ¿Cómo put/as le hago para… — otro golpe más — ¡Ahg! ~ No manosearte ahí?
Esa última arremetida contra su rostro le hizo perder la paciencia, además se siente idiota al alegar una solución para no toquetearlo en sueños. Vaya que siempre está a la orden de su amigo.
Le arrebató el objeto de las manos y lo lanzó fuera de la cama, sin embargo su vista se fijó automáticamente en la entrepierna nada discreta del otro; ha recordado que cuando usan los baños públicos suelen estár completamente desnudos sin interés uno en el otro.
Mal momento para recordar ese detalle.
— ¡Mikey! Baja eso o me va a picar un ojo… — ha soltado una carcajada muy ruidosa.
Heaven. 空
Es cierto que Mikey lo había atacado salvajemente, pero no era para que Draken se desquitara con la pobre almohada.
Mikey vio el objeto salir volando.
—Genial, ahora tendrá que usarte a ti como almohada.— Aunque ni que fuera la primera vez que lo hacía.
Bueno.
Oyó la burla de Draken y las mejillas se le tiñeron de rosa.
—¡No puedo! ¡Desperté así por tu culpa! —Y se puso de pie sobre la cama para quedar más alto y dejar «algo» frente a la cara de su amigo. —Con que picar ojos, ¿eh? —Lo amenazó con eso, no hacía falta preguntar con qué si Mikey le había dejado la erección muy cerquita del rostro. Incluso sujetó a Draken de la cabeza para evitar que se apartara.
Ryūguji Ken
Eso de burlarse fue una pésima idea, debió imaginar que Mikey lo menos que hace es quedarse quieto y ahora lo está amenazando con esa erección demasiado cerca de sus ojos.
¡Tan quitado de la pena el comandante!.
Y le ha sujetado la cabeza, que no se atreva porque aunque fugaz el pensamiento, se visualizó mordiendo el bulto por justa venganza…
— ¡Aleja eso! — ha puesto las manos a los costados de su cadera forcejeando sin tener éxito, sospecha ahora que el movimiento debe ser brutal en aquello… oh carajo… está imaginando demasiado — Te lo buscaste…
Le apretó la entrepierna con su mano izquierda mientras usó los dientes para morder el muslo, si el enano juega sucio, Draken hará lo mismo.
No quiere usar algún parche más tarde.
Heaven. 空
—¡Ja, ja, ríndete, Kenchin!—
Mikey sabía que tenía las de ganar, pero tampoco estaba subestimando a su rival. Conocía lo hábil que podía ser Draken y por eso estuvo listo. Sin embargo, el contraataque fue algo que jamás vio venir.
Una fuerte dentadura se enterró en su pierna hasta hacerlo soltar un quejido. Pero fue el agarre en su pene lo que lo hizo gemir.
—¡Ah…! —Doblándose y abriendo la boca, Mikey gimió profundamente. Fue grave, sensual…
Tenía las mejillas rojas y se sintió, por supuesto, sorprendido por el sonido que escapó de su boca.
Él no tenía idea que podía sonar así.
Vale, pero ahora lo sabe.
—Aaah…— Se sentó en la cama con las piernas bien flexionadas en seiza, mientras frotaba un muslo contra el otro para mitigar la sensación que palpitaba en su miembro. Mikey alzó la mirada y clavó sus ojos en los de Draken, con las pestañas húmedas y haciendo un puchero.
Ryūguji Ken
Escuchar el gemido hizo que soltara automáticamente la erección y aflojara la mandíbula; se alejó un poco y no pudo esconder la sorpresa ante las mejillas rojas del comandante mientras se acomodaba sobre el colchón en su posición acostumbrada.
¿Ahora qué carajo le decía? ¿Se había extralimitado al tocarlo sin permiso?
Pero es que el engendro del mal empezó, le había frotado el trasero a su entrepierna alegando sueños húmedos, después casi le saca un ojo y así una cosa llevó a la otra.
El ruido de los muslos le está provocando nervios.
— No pongas esa cara, enano… Tú iniciaste… ¡Tch!
Se rindió, no puede contra la expresión mezclada de vergüenza y amenaza digna del rubio fastidioso, así que se arrastró hasta sentarse a su lado y atraerlo en un abrazo. Le dio golpecitos suaves con la palma de su mano sobre su cabeza.
— Ya pasará… — porque el juego solo hizo que su amigo se excitara más — ¿Te echo agua fría?
Si, Draken también intenta disimular la vergüenza por haberlo tocado con tanta confianza.
Heaven. 空
—Yo no hice nada, tú me hiciste cosas.— Acusó a Draken como si hubiera tenido algo que ver con lo que pasó en sus sueños.
Se dejó abrazar y trató de relajarse. Estaba con Kenchin, así que todo debía estar bien. Sin embargo no podía dejar de sentirse confundido.
Mikey estaba excitado y había sentido placer. Se había frotado en la cama y contra Draken… Y, cuando éste le tocó, él no pudo hacer otra cosa más que gemir.
Se decía que Mikey era invencible, ¿no? Pues ahora parecía fácil de derrotar.
«Me gustó.» Pensó.
Volteó para mirarlo y le tomó del mechón que le caía por la frente para darle un jaloncito.
—Me voy a bañar.— Le sonrió.
Pero lo cierto es que quería ir a la ducha para tocarse y terminar con «eso».
Ryūguji Ken
Suspiró. Si hizo cosas, pero él no sabe.
— No puedo hacerme responsable de lo que sueñas, es injusto.
Y que no lo mire de esa forma tan dulce en medio de la situación incómoda, al menos para Draken resulta de ese modo porque abraza al rubio que mantiene la erección en todo su esplendor, recordándole que la propia puede revivir en cualquier instante, sino es que aún se mantiene a medio existir.
Porque los quejidos mientras dormía y el contacto corporal que tuvieron le daba vueltas en la cabeza.
— Esta bien… Sabes donde están las toallas. Si ocupas algo más, dime.
Aflojó el abrazo y desvió la mirada a otro lado mientras se quitaba el haori, porque justo le parecía que su pequeña habitación comenzaba a sofocarle y la cercanía con Manjiro no ayudaba.
Heaven. 空
Ken Ryūguji —Ya vuelvo. —Respondió ansioso por meterse a bañar, pero entonces cayó en cuenta de una cosa:
Iba a bañarse.
…¿Kenchin ganó?
Se giró hacia él, ofendido.
—¿Todo esto era un plan tuyo para que me bañara? —Le hizo un gesto.— ¡Eres malo! —Y se lanzó sobre él para atacarlo sobre el colchón. Lo hizo rodar y lo revolcó por toda la cama. Se veía como un chihuahua atacando a un pastor alemán.
Ryūguji Ken
La tranquilidad solo le duró un instante porque Mikey regresó a pelear ignorando que necesitaba una ducha, Draken solo tragó saliva intentando no reírse en su cara.
— No puede ser… — el comandante nunca acepta perder.
La cama quedó hecha un desastre y ellos despeinados, lo único viable para dominar al furioso chihuahua que tenía encima era una correa, así que va a ponerle algo lo más parecido posible.
Su tamaño fue usado a favor; rodó una vez más en la cama para dejarlo a un costado, mientras lo sujetó en un abrazo suave.
— Olvidemos que hueles mal, has ganado… — el pastor alemán va a ceder al chihuahua violento — Alguien no me dejó descansar correctamente ¿Y si dormimos otra vez?
Bostezó, Mikey lo agotó.
Heaven. 空
Mikey volvió a ser «vístima» del peso de Draken y acabó aplastado y entre esos brazos.
De tanto estar peleando con él, pudo distraerse. Se sentía otra vez tranquilo.
—Me dormiré. Pero ya no me estés tocando en mis sueños. —Dijo acurrucándose con él.— Eres hombre. —Explicó.
Ja ¡Como si el hecho de ser ambos hombres les impidiera algo! Un día iba a darse cuenta, pero definitivamente no hoy, así que se quedó dormido.
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