Soy un caos.
Mentiría si de mi boca fluyera un « todo va bien y sé cómo hacer las cosas » porque no tengo ni puta idea de a dónde voy.
Podría ser la mejor versión que existe de mí, porque entiendo un poco más las cosas que no quiero, pero desconozco completamente lo que estoy buscando y lo que quiero descubrir.
No sé como ser compañía; tanto tiempo conmigo misma que puedo resultar empática a medias; si tú no hablas a la primera, preguntarte una segunda vez se vuelve difícil.
Me cansé de rogar a la gente equivocada que con la correcta me volví un poco mierda, por si las dudas.
Si comienzo a huir ahora, dolerá menos mañana ¿No?
Así que solo voy a tirarme al suelo, que de un acantilado el valor hace falta, y me oprimiría la culpa por aquellos que pudieron quererme.
¿Entonces tan egoísta no soy?
Te abro la puerta a lo que hay detrás de la sonrisa que todos adoran, la cálida bienvenida es una fachada; y probablemente encuentres amor unos metros más al fondo. Sin embargo, al final del pasillo todo resulta amargo, fotografías colgadas de las cosas que he destrozado, pinturas con lágrimas de quienes usé, y cintas que puedes reproducir con las disculpas que solo fueron temporales.
Me he equivocado; estar rota es más comprensible que si logro estar feliz.
Pero estás ahí, mirándome.
Y yo aquí con el amor atorado, explotándome el pecho y doliendo también.
Volverme una nube de polvo, más sencillo que adorarte.
Deja una respuesta