Desmemoria

Yo olvidé por completo que sabía nadar.

No logré avanzar hacia la orilla sin cansarme al primer movimiento. Pude sentir mi pecho oprimido y la dificultad para respirar al instante, la desesperación invadió lento y profundo cada rincón de mí; yo cedí.

Alrededor fue agua fría que congeló y tan oscura como la noche sin una luna nueva. Mis ojos húmedos en sal y húmedos en dulce, porque probé ambos orígenes, lo que me rodeó, lo que deslizó en mis mejillas mientras mantuve la cabeza alta, lo que intentó ahogarme también.

Intenté enfocar entre las sombras mientras me desplacé en cadencia torpe. Su figura apareció luego de haber lanzado una cuerda en la que me enredé con la energía que restó. Una cuerda que jaló durante un rato mientras yo nadé. Mis ojos iluminados a través de la penumbra porque oí su voz.

Me demostró que yo aún tenía fuerza, escondida, un lugar recóndito y lo intenté. Yo lo iba logrando hasta que se esfumó, mi valentía y la silueta que amo. Descubrí que tuve más miedo de fallecer en soledad cuando mi voluntad se agotó y mis piernas no respondieron más.

Habría nadado por él, habría pausado al mundo y su locura por él, habría sido todo si el todo fuese lo que él necesitaba.

¿Por qué yo quería esperar la entrega total cual mi devoción?

Con el alma cansada me hundí, dejé de patalear, dejé de sostener la soga sin fin, dejé de mirar a la orilla…

Entendí.

Yo olvidé por completo que me tuve a mi misma para vivir todo ese maldito tiempo.

Solo a mí.

Estoy flotando en la negrura, sin pedir un rescate, me basta con mirarte desde aquí feliz.

Yo olvidé por completo que me tuve a mi misma para vivir todo ese maldito tiempo…

Sofocada, desesperada, en una deriva que no creí degustar.

A veces me hundo y vuelvo a salir.