Hacia demasiado tiempo que no tenía noches difíciles para conciliar el sueño, que no despertaba con cualquier ruido por más insignificante que fuera, que no lloraba a mitad de la madrugada porque en el día me esforcé por manteneme ocupado.
La única pregunta que invadió mi mente a esta hora fue:
¿Y si me necesita?
Volví a descubrir que no soy mi prioridad, que justifico todo y que me cargó la culpa por tener un mal rato y no haberlo podido enfrentar sola, en el silencio como siempre había hecho.
Pero vuelvo a pensar:
¿Y si siente que le abandoné?
Y soy un caos sin saber a dónde ir, que hilo jalar, que heridas sanar.
Me tengo a mí, pero por ahora no me siento suficiente para entender los dos cambios tan bruscos en mi puta existencia.

Deja una respuesta